compañeros y compañeras este es un documento muy interesante acerca del papel de conservación que tienen los jardines botánicos en el mundo.
EL PAPEL DE LOS JARDINES BOTÁNICOS
EN LA CONSERVACIÓN
Cecilia Gómez Miliani, Ing. en Recursos
Naturales Renovables, Ms.C. en Gerencia Ambiental, Coordinadora del
Capítulo Barinas-Apure de la Organización VITALIS, Docente de la
UNELLEZ-Barinas, cgomez@vitalis.net
EL INICIO DE TODO: LA BIODIVERSIDAD
La vida, tal y como la conocemos,
florece desde la bóveda de los bosques tropicales hasta los desiertos de
Australia, pasando por las cálidas fisuras volcánicas del fondo de los océanos.
Esa gran diversidad sostiene la vida humana, manteniendo los recursos más
fundamentales como son el agua y el aire. También nos brinda la oportunidad de
hacer descubrimientos maravillosos: tratamientos para enfermedades, incremento
en las cosechas, desarrollo de nuevas enzimas.
Hablar de la diversidad de la vida o
biodiversidad es hacer referencia a la totalidad de los genes, las especies y
los ecosistemas de una región. También la diversidad cultural humana podría
considerarse como parte de la biodiversidad (WRI, UICN y PNUMA, 1992). Esta se
manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las ciencias religiosas, de las
prácticas del manejo de la tierra, en el arte, la música, en la estructura
social y en todos los atributos de la sociedad humana.
Según el Fondo Mundial para la
Naturaleza (2004) el número total de especies en nuestro planeta oscila entre 5
y 10 millones, de los cuales se han descrito solo 1,4 millones, por lo que no
se sabe cuantas especies están en peligro de extinción sin ser conocidas. Solo
en los bosques tropicales se encuentran al menos el 50% de las especies
vivientes del planeta (WWF, 2004). Lamentablemente se estima que entre un 5% y
un 10% de las especies contenidas en estos bosques puedan desaparecer en los
próximos años a consecuencia de la presión ejercida por el desarrollo urbano,
agrícola y pecuario, así como la explotación forestal.
Según la Lista Roja de la UICN de
Plantas Amenazadas, publicada en 1997, cerca de 34000 especies de plantas (un
12,5% de la flora vascular del mundo) se encuentra en peligro de extinción.
Estas plantas pertenecen a 369 familias y están dispersas en unos 200 países
alrededor del mundo. De ellas 91% son endémicas, razón por la cual su potencial
de extinción está vinculado a las condiciones económicas y sociales de cada
país donde se encuentren.
En Venezuela, considerada por el WWF
como una de las 10 áreas de megadiversidad del planeta, donde se han
identificado cerca de 21 mil especies de plantas, no existe un estudio
exhaustivo de su situación, por lo que es imposible estimar cuales y cuantas
especies están amenazadas de extinción o cuales se extinguieron ya. De allí la
necesidad de desarrollar e implementar programas que faciliten la conservación
de las especies tanto en su lugar de origen como fuera de él.
La Estrategia para la Conservación
de la Biodiversidad, publicada en 1992 por el WRI, la UICN y el PNUMA,
establece tres elementos básicos para alcanzar resultados a corto, mediano y
largo plazo en este sentido:
a) Salvar la biodiversidad: significa
tomar medidas de protección de los genes, las especies y los ecosistemas. Para
ello es necesario impedir la degradación de los ecosistemas naturales a través
de programas de conservación in situ, donde las especies sigan sus
procesos normales de evolución. Por otra parte se hace necesario reintroducir
las especies perdidas a sus hábitats originales y la preservación de estas en
bancos genéticos, zoológicos, jardines botánicos y otras instalaciones de
conservación ex situ. La conservación in situ y ex
situ son los extremos opuestos de un espectro. No deberían ser
considerados como alternativas sino como enfoques complementarios de
conservación.
b) Estudiar la biodiversidad: significa
documentar su composición, distribución, estructura y funciones, comprender los
papeles y las funciones de los genes, las especies y los ecosistemas. También
significa crear conciencia sobre los valores de la biodiversidad y brindar
posibilidades para que las personas la aprecien.
c) Utilizar la biodiversidad en forma
sostenible y equitativa: significa manejar prudentemente los recursos
biológicos de modo que puedan durar indefinidamente, asegurándose de que se usa
la biodiversidad de modo que mejore la condición humana y procurando que esos
recursos sean repartidos equitativamente. Para esto hay que entender que uso no
significa automáticamente consumo. A menudo el mejor uso económico de la
biodiversidad puede ser mantenerla en su estado natural para preservar sus
valores ecológicos y culturales.
EL PAPEL DE
LOS JARDINES BOTÁNICOS EN LA CONSERVACIÓN
Los jardines botánicos, desde sus
inicios en Europa en el siglo XVI, han cumplido funciones de demostración y
estudio de los recursos vegetales, teniendo una estrecha relación con la medicina
y la farmacia. De hecho, los primeros jardines botánicos fueron fundaciones
universitarias cuyo propósito primordial era abastecer de materia prima a los
médicos y farmaceutas de la época (Trujillo, 1983).
Los jardines botánicos tropicales,
que surgen en los siglos XVIII y XIX, fueron partícipes de la introducción y
transferencia de germoplasma entre los diversos países, colaborando a su vez
con el desarrollo de los cultivos agrícolas en estas regiones.
La posterior proliferación de
jardines botánicos, especialmente en Europa, conteniendo colecciones
establecidas a partir de material vegetal traído desde varias partes del mundo,
estuvo motivada más por la pretensión de abarcar cada vez mayor número de
grupos de plantas que por una política científica claramente articulada. Así,
el propósito fundamental de los jardines botánicos de esa época vino a ser el
estudio científico de las especies de plantas, combinado con el desarrollo de
técnicas hortícolas.
En la actualidad los jardines
botánicos del mundo desempeñan un papel preponderante dentro de los
diversos esfuerzos implementados para frenar la extinción de especies, así como
en la clasificación, conservación, evaluación y uso sostenido del patrimonio
genético vegetal (BGCI, WWF y UICN, 1996). Igualmente son las organizaciones
más idóneas para participar activamente en programas que combinen la
conservación de plantas in situ y ex situ, a
través de sus tres propósitos fundamentales: conservación, investigación y
educación.
Según el BGCI, la WWF y la UICN
(1996) se define como jardín botánico a “aquella institución que tiene
colecciones de plantas, mantenidas y ordenadas científicamente, por lo general
documentadas y etiquetadas, abierto al público con propósitos recreativos,
culturales, educativos y de investigación”.
Por otra parte los criterios básicos
que deben cumplir las áreas que quieran ser clasificadas como jardines
botánicos son los siguientes (BGCI, WWF y UICN, 1996).
- Permanencia en el tiempo
- Mantenimiento de colecciones de
plantas con una base científica y con documentación apropiada
- Monitoreo de las plantas mantenidas
en colección
- Contacto permanente con el público
- Establecimiento y mantenimiento de
comunicación e intercambio de material con otros jardines botánicos, arboretos
e instituciones afines.
A la luz de los nuevos enfoques para
la conservación el BGCI publicó en el año 2000 la Agenda Internacional para la
Conservación en Jardines Botánicos y allí define que la misión de estas
organizaciones debe considerar:
- La detención de la pérdida de
especies de plantas y su diversidad genética
- La prevención de la degradación de
los ambientes naturales del mundo
- El incremento de la comprensión de
la importancia de las plantas para la vida humana
- La promoción del uso sostenible de
los recursos naturales del mundo para las generaciones presentes y futuras
Esta misión requerirá que los
jardines botánicos se comprometan con una extensa pero estrechamente coordinada
estrategia en conservación que considere, entre otros, los siguientes aspectos:
- Establecer rangos y niveles de
conservación de la diversidad vegetal, haciendo énfasis en la flora local,
integrando técnicas de conservación in situ y ex situ.
- Prestar especial atención a la
conservación de especies de plantas de importancia económica directa para las
sociedades humanas
- Desarrollar e implementar mejores
prácticas en conservación de plantas
- Asegurar la participación comunitaria
e institucional en los programas desarrollados
Como ya se ha sugerido, los jardines
botánicos deben enfocar sus esfuerzos hacia una combinación de trabajos de
conservación in situ y ex situ. Como una
situación ideal, todas las plantas deberían ser conservadas en sus ambientes
naturales como poblaciones sometidas a los procesos normales de evolución,
particularmente dentro del sistema de áreas protegidas (parques nacionales,
reservas forestales, refugios de fauna); es lo que se conoce como conservación in
situ. Lamentablemente este tipo de áreas sufren las consecuencias
de políticas inadecuadas en cuanto a la inversión que se requiere para su
funcionamiento. Esto hace que su acción dentro de la conservación de especies
se vea disminuida en gran medida (Hoyos, 1990).
Sin embargo, los jardines botánicos
pueden contribuir en este sentido desde dos puntos de vista:
a) Asumiendo la responsabilidad de
establecer y gestionar pequeñas reservas, dentro del sistema de áreas
protegidas existente, donde se haga énfasis en la conservación de poblaciones y
especies concretas.
b) Manteniendo, dentro de sus propios
límites, áreas de vegetación natural.
El propósito de la
conservación in situ es permitir que la población se mantenga
dentro de la comunidad de la que forma parte y en el ambiente al que se ha
adaptado, asegurando que su base genética sea suficientemente amplia. Para que
el trabajo de conservación sea adecuado es necesario elaborar un inventario del
material vegetal existente en estas reservas, así como realizar investigaciones
sobre la estructura poblacional, biología reproductiva, flujo genético,
horticultura, entre otros aspectos de interés.
Por su parte la conservación ex
situ es reconocida como una de las herramientas más importantes con
las que cuentan los jardines botánicos para la conservación de la
biodiversidad. El propósito de la conservación ex situ es
proveer una custodia protectora para las especies y solo se justifica como una
parte de las estrategias de conservación para asegurar su supervivencia. Sus
propósitos fundamentales son (BGCI, 2000):
- Rescatar el germoplasma amenazado
- Producir material para la
reintroducción en los hábitats degradados
- Producir material para la
investigación
- Almacenar el germoplasma en diversas
formas: bancos de semillas, colecciones de campo, bancos de germoplasma
- Proveer material para múltiples
propósitos con el fin de reducir la presión contra la recolección de plantas
silvestres
- Disponer de material para los
programas de educación
A pesar de los riesgos que
representa la conservación ex situ debido a la posible
hibridación, la garantía de un muestreo representativo para la selección de las
plantas, las condiciones ambientales diferentes a las naturales, que pudieran
llevar a una alteración genética de las especies, esta se hace indispensable,
sobre todo cuando el área que ocupan es muy reducida, está altamente
deteriorada o muy amenazada (Hoyos, 1990).
Según el BGCI (2000) es necesario
establecer ciertas categorías de plantas que deben ser incluidas en los
programas de conservación ex situ. Entre ellas se señalan:
- Especies que tienen un peligro
inmediato de extinción tanto local, nacional como internacionalmente.
- Especies de importancia económica
local
- Especies que se requieren para ser
reintroducidas en lugares específicos
- Especies de interés científico,
endémicas o pertenecientes a relictos geográficos.
Existen diversos métodos de
conservación ex situ que se pueden llevar a cabo dentro de los
jardines botánicos:
a) Banco de semillas: es una colección
de muestras almacenadas bajo condiciones especiales de forma tal que se asegure
su supervivencia a largo plazo. Es generalmente el método más valioso de conservación ex
situ ya que, salvo raras excepciones, cada semilla posee una
constitución genética diferente y, por lo tanto, una muestra de semillas
almacenadas en un pequeño envase hermético puede contener un amplio rango de
variabilidad genética. Sin embargo hay que tener en cuenta que nuestro
conocimiento sobre el almacenamiento de semillas es limitado. Poco se sabe de
los requerimientos de germinación y viabilidad de las semillas de la mayoría de
las plantas silvestres, por lo que es necesario abundar en la investigación en
este sentido.
b) Bancos de germoplasma en campo:
consiste en la disposición de especies, en forma de plantación, en un hábitat
semi-natural cercano al jardín botánico. Se asemejan a una población natural,
aunque rara vez contienen tanta diversidad genética como estas. Generalmente se
establecen para proporcionar germoplasma de cultivos tropicales, especialmente
para la silvicultura.
c) Colecciones vivas: es la forma
más común en que los jardines botánicos llevan a cabo la conservación ex
situ. Una colección es un grupo de plantas que se mantienen con un
propósito definido y satisfacen ciertos criterios estéticos. Las colecciones
pueden organizarse de distintas formas (Gómez, 2001):
- Colección sistemática o taxonómica:
incluye plantas que están estrechamente relacionadas. Frecuentemente se diseñan
para mostrar la evolución de las plantas y la organización sistemática. Este
tipo de colección es muy usada en actividades educativas, de investigación y
como referencia para la identificación de especies.
- Colección de plantas
económicas: incluye aquellas especies de interés etnobotánico. Representan un
reservorio de material genético que pueden tener un uso desde el punto de vista
económico.
- Colección ecológica: muestra
aquellas plantas que tienen un origen ecológico común, las que representan la
vegetación particular de un hábitat o la relación planta / ambiente. Algunas de
estas colecciones tratan de imitar la disposición de las especies en la naturaleza.
- Colección fitogeográfica: se utiliza
para ilustrar el origen y la distribución de las especies.
Las colecciones de plantas
constituyen una herramienta valiosa para la divulgación de los conocimientos
botánicos, para el estudio de las plantas cuyas poblaciones se encuentran
dispersas en la naturaleza y para proveer material para la reintroducción en
los hábitats naturales (Gómez, 1998).
Para garantizar la conservación
adecuada de las especies dentro de los jardines botánicos es necesario (BGCI,
2000):
1. Formular una política institucional
donde se establezca claramente el papel que se va a desempeñar en la
conservación ex situ, incluyendo la identificación de tareas
prioritarias, responsabilidades institucionales y recursos que estarán disponibles
para apoyar tales programas de conservación. Para ello será necesario
desarrollar planes estratégicos, basados en la misión de la organización, y
planes operativos, que permitirán evaluar el avance hacia la misión a través de
objetivos y metas concretas. Estos planes deben ser revisados y actualizados
periódicamente con la participación de todo el personal que labora en el jardín
botánico (Gómez, 1998).
2. Desarrollar e implementar programas
para la conservación ex situ, dando preferencia a las especies que
son nativas de su propia región, especialmente aquellas amenazadas o que tienen
un valor económico actual o potencial. Para ello es esencial tener una clara
política de acceso de material vegetal donde se establezca qué plantas buscar y
aceptar para incorporar a las colecciones. Una guía para ello, en el caso de
Venezuela, sería la utilización de la clasificación de la vegetación hecha por
Huber y Alarcón en 1988 o las ecoregiones definidas por la WWF en su programa
Global 200, ya que cada jardín botánico puede identificar el área de influencia
que está bajo su responsabilidad y en consecuencia delimitar las especies a las
que debe prestar atención.
3. Desarrollar infraestructuras y
facilidades para hacer efectiva su acción de conservación ex situ.
Estas son:
- Vivero: este se destina a la reproducción de las especies que se
incorporarán a las colecciones. También aquí se mantienen aquellas plantas que
servirán para reponer la pérdida de cualquier espécimen que estaba en exhibición.
El vivero sirve para hacer investigaciones sobre propagación, cultivo y
desarrollo de especies silvestres. Los datos obtenidos serán de gran valor
sobre todo para aquellas plantas que están amenazadas de extinción.
- Herbario: En él se mantienen las muestras botánicas de las especies que
están en las colecciones. Este respaldo facilita la identificación de las
plantas y sirve de apoyo a las investigaciones que se lleven a cabo en las
áreas de sistemática y taxonomía.
- Laboratorios: Muchos jardines botánicos disponen de este tipo de espacios
para realizar ensayos que requieran de cierta precisión o cuidados
particulares. Los laboratorios sirven de apoyo a los trabajos realizados en las
demás áreas.
- Banco de semillas: Debido a que algunas veces el material vegetal
recolectado para ser reproducido en el vivero es muy numeroso es necesario
disponer de un banco de semillas para almacenar aquellas que no serán
utilizadas inmediatamente. El material aquí almacenado sirve para hacer
intercambio con otros jardines botánicos, así como también para ser
utilizado en la reposición de alguna especie que se encuentre dentro de las
colecciones
- Biblioteca: La consulta de material bibliográfico especializado es una de
las actividades a la que deben atender los jardines botánicos. No solo el
personal que labora en estas organizaciones requiere de información actualizada
sobre los temas botánicos; hay muchos estudiantes e investigadores que buscan
determinados datos que una biblioteca de consulta general no posee. El apoyo
que presta una biblioteca a las labores de investigación y educación es
fundamental.
4. Apoyar la implementación de programas de recuperación de especies y de
conservaciónin situ. Para ello es conveniente que el material cultivado
en el jardín botánico sea de origen silvestre conocido, lo cual permite que las
colecciones sean utilizadas como fuente inmediata de material para estudios
científicos y reintroducción en los ambientes naturales. En este sentido se hace
necesario establecer vínculos con los organismos nacionales de conservación de
plantas.
5. Mantener sistemas de información eficientes acerca de las plantas
mantenidas en colección. Para que las colecciones de plantas constituyan una
forma efectiva de conservación ex situ y puedan utilizarse
como un recurso educativo es necesario que las especies en ellas contenidas
estén debidamente identificadas, posean un registro de información básica y
sean sometidas a un monitoreo constante (Gómez, 1998). Un buen sistema de
registro provee una herramienta de manejo invalorable dentro de un jardín
botánico. Permite desde chequear los últimos accesos de especies a una
colección hasta obtener información sobre el comportamiento bajo cultivo de una
planta silvestre (Colmenares y Gómez, 2001). Un sistema de registro es esencial
para el manejo de las colecciones. Este debe contemplar varias fases: un
registro inicial de acceso que constituye la información básica sobre las
especies y debe estar referido a: nombre común, nombre científico (si se
conoce), lugar de procedencia, fecha de recolección, tipo de propágulo,
características generales del lugar de procedencia, nombre del colector y
nombre de quien recibe el material; acompañando a estos datos debe asignarse a
la especie un número de acceso, el cual facilitará su identificación en
cualquier momento. Identificación en campo que consiste en una etiqueta donde
se muestra el número de acceso y el nombre de la especie, ya que estos datos
constituyen la clave para obtener información detallada sobre ella; la
identificación en campo debe incluir el nombre común y científico de la
especie, así como la familia botánica a la que pertenece, su origen y uso.
Monitoreo, es un registro del comportamiento de las especies tanto en el vivero
como en el campo, incluyendo datos sobre germinación, tratamientos previos a la
germinación, transplantes, fenología de la planta así como de las actividades
de mantenimiento tales como poda, fertilización, fumigación, entre otras.
6. Emprender investigaciones sobre técnicas y prácticas de conservación ex
situ cuyos resultados permitirán mejorar las acciones de gestión con
respecto a la protección de las especies de plantas que están bajo su
responsabilidad. Estos trabajos deben llevarse a cabo tanto dentro de los
propios jardines botánicos como en sus zonas de influencia, atendiendo
principalmente al inventario, monitoreo, fenología, usos tradicionales,
biología reproductiva, viabilidad y regeneración de especies.
7. Desarrollar programas educativos que permitan despertar el interés por las
plantas y mostrar lo importantes que son, así como la necesidad apremiante que
existe de hacer un uso adecuado de los recursos vegetales de la localidad. La
información generada por las actividades de conservación y manejo de especies
debe ser conocida tanto por los visitantes como por la comunidad donde se
encuentra el jardín botánico. Esto permite aumentar el interés de las personas
por la vida vegetal y despertar el deseo de colaborar con las acciones que se
emprendan (Gómez, 1998).
Para ello será necesario:
a) Desarrollar programas de actividades dirigidas a las comunidades tales como
charlas, conferencias, visitas guiadas, exposiciones, programas con voluntarios
y eventos culturales, a través de los cuales se muestre qué está haciendo
el jardín botánico, por qué es importante su labor y qué puede hacer la
comunidad para ayudar. Para que estas actividades tengan éxito es necesario
motivar a las personas para que asistan, dándole publicidad a través de los
medios de comunicación de que se disponga.
b) Elaborar publicaciones periódicas, tanto científicas como divulgativas, que
permitan mantener información actualizada sobre el jardín botánico en general,
las actividades que se están desarrollando, las especies mantenidas en
colección, listados de semillas para intercambio y eventos o actividades
programadas. Estas publicaciones pueden transmitir información a gran cantidad
de personas teniendo costos relativamente bajos; algunos de ellos pueden ser
vendidos a fin de recaudar fondos para otros proyectos.
c) Mantener información en medios de comunicación, que permita captar el
interés de la comunidad local y nacional por las actividades emprendidas
internamente. En este sentido se pueden presentar series radiales o
periodísticas, suplementos y columnas semanales de prensa, siendo una forma
eficaz de proporcionar información actualizada cuando existe poco material
didáctico. Los medios de comunicación sirven para presentar información general
que facilita la concienciación de la comunidad.
8. Cooperar con otros jardines botánicos en la construcción de programas
conjuntos de conservación ex situ. Si la comunidad de jardines
botánicos quiere desempeñar un papel eficaz en la conservación de los
recursos vegetales y conseguir un apoyo significativo que le permita
llevarlo a cabo debe organizarse mediante la creación de asociaciones o redes.
Entre los objetivos de un grupo como este podrían estar:
a) Coordinar políticas de conservación de especies entre los jardines
botánicos, fomentando el intercambio de material vegetal y de información,
evitando así la duplicación de esfuerzos.
b) Coordinar el trabajo de los jardines botánicos con otras organizaciones
nacionales e internacionales relacionadas con la conservación de las plantas.
c) Promover y coordinar trabajos de investigación en botánica básica y
aplicada de las especies autóctonas
d) Desarrollar directrices para un programa educativo sobre la conservación y
valoración del mundo vegetal.
LOS JARDINES BOTÁNICOS EN
VENEZUELA
En Venezuela, los jardines botánicos
que están en funcionamiento actualmente, se encuentran ubicados en siete
ciudades diferentes, cada una de las cuales pertenece a una región que posee
una vegetación típica. Dichos jardines son:
- Jardín Botánico “Dr. Tobias
Lasser”,ubicado en Caracas.
- Jardín Botánico “Baltasar Trujillo”,
en Maracay, Estado Aragua.
- Jardín Botánico Xerófito “Dr. León
Croizat”, en Coro, Estado Falcón.
- Jardín Botánico de la Universidad
Nacional Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel Zamora” (UNELLEZ),
en Barinas, Estado Barinas.
- Jardín Botánico de la Facultad de
Ciencias de la Universidad de Los Andes (ULA), en Mérida, Estado Mérida.
- Jardín Botánico del Orinoco, ubicado
en Ciudad Bolívar, Estado Bolívar.
- Jardín Botánico de la Universidad
Nacional Experimental del Táchira (UNET), en San Cristóbal, Estado Táchira.
Sumados a estos jardines botánicos existen otros que están en proceso de
consolidación o de reestructuración:
- Jardín Botánico Bararida, ubicado en
Barquisimeto, Estado Lara
- Jardín Botánico de Maracaibo, en el
Estado Zulia
- Palmetum de la Universidad de
Carabobo, en Valencia, Estado Carabobo.
Estas organizaciones están en proceso de formación de una Red Nacional de
Jardines Botánicos que les permita actuar en forma conjunta para alcanzar sus
metas y objetivos. En este sentido han realizado reuniones en Caracas y más
recientemente en Barquisimeto para concretar esta idea.
Para finalizar es necesario
señalar que los esfuerzos emprendidos por los jardines botánicos hacia la
conservación de las especies vegetales implica un compromiso y un trabajo a
largo plazo, donde la continuidad de la labor debe ir más allá de las visiones
personales de los gerentes de turno. Cabe destacar que las labores de
consolidación de las colecciones de plantas, que son el eje primordial de un
jardín botánico, pueden llevarse más de ocho años; su desaparición por
decisiones desacertadas es cuestión de meses.
En este caso tiene plena
vigencia lo que dice en su libro “Brida” el escritor Paulo Coelho: “Cada
persona en su existencia, puede tener dos actitudes: Construir o Plantar. Los
constructores pueden demorar años en sus tareas, pero un día terminan aquello
que estaban haciendo. Entonces se paran , y quedan limitados por sus propias
paredes. La vida pierde el sentido cuando la construcción acaba.
Pero existen los que plantan.
Estos a veces sufren con las tempestades, las estaciones, y raramente
descansan. Pero al contrario que un edificio, el jardín jamás para de crecer.
Y, al mismo tiempo que exige la atención del jardinero, también permite que,
para él, la vida sea una gran aventura.
Los jardineros se reconocerán
entre sí, porque saben que en la historia de cada planta está el crecimiento de
toda la Tierra.” Escojamos nosotros, responsables de la gestión en los jardines
botánicos que queremos hacer si construir o plantar.
BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA
- Colmenares, L. y Gómez, C. (2001). Sistema de información
automatizado para las especies en el Jardín Botánico de la UNELLEZ. Trabajo
no publicado presentado como Trabajo de Ascenso. UNELLEZ.
- Gómez, C. (1998). Modelo de gestión para los jardines
botánicos. Fondo Editorial UNELLEZ. Barinas.
- Gómez, C. (2001). Arboretum: espacio verde para la investigación y
el esparcimiento. Ponencia presentada en el VII Curso de Arboricultura
Urbana. Fundarbol. Caracas.
- Hoyos, J. (1990). Los jardines botánicos, su justificación y su
existencia. Revista Natura Nº 90. Paginas 24-32
- Huber, O. y Alarcón, C. (1988). Mapa de vegetación de Venezuela. Editorial
Arte. Caracas.
- Instituto de
Recursos Mundiales (WRI), Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN) y Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) (1992). Estrategia global para la biodiversidad. WRI Publications. USA.
- Organización Internacional para la
Conservación en Jardines Botánicos (BGCI), Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF) y Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)
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Suiza.
- Organización Internacional para la
Conservación en Jardines Botánicos (BGCI) (2001). International agenda
for botanic gardens conservation. Reino Unido.
- Trujillo, B. (1983). El
jardín botánico regional tropical: una nueva concepción. UCV. Facultad
de Agronomía. Instituto de Botánica. Maracay.
- Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN) (1997). Red list of threatened
plants. Londres.